¿Sabías que podemos llegar a respirar unas 15 mil veces en horas de vigilia? Mi pregunta es ¿cuántas de estas 15 mil respiraciones hacemos de manera consciente?
Es muy probable que los ceros desaparezcan, pues la respiración es algo tan obvio que, en general nos pasa desapercibida.
Ahora que estamos en una época de tantas restricciones, se nos hace evidente que de respirar corto y poquito nos duele la cabeza, estamos más cansados y todos deseamos liberarnos de la mascarilla y respirar profundamente para recuperar energía y vitalidad.
Incluso si sales del automático y pones el modo manual, observándola de manera consciente, te darás cuenta de que algo en tu interior se calma y puedes transitar mejor cualquier experiencia que estés viviendo.
Todo esto no es más que para recordarte que tienes en la respiración una llave maestra que te ayudará, no sólo a nivel físico y fisiológico, sino también a nivel mental y emocional.
Comprender su mecánica, observarla y habilitar el espacio respiratorio en nuestro cuerpo, es tomar las riendas para responsabilizarnos de nuestra propia salud y bienestar.
DIME COMO RESPIRAS Y TE DIRÉ QUIEN ERES
La respiración es una expresión íntima y veraz de cómo nos sentimos.
- ¿Te has fijado en como respiras cuando estás ante una situación muy estresante?
- ¿O cuando recibes un impacto físico y/o emocional?
- ¿O cuando estás en plena naturaleza disfrutando de un paisaje maravilloso?
Nada que ver, ¿verdad?
De estos ejemplos puedes ver con claridad que respirar, responde tanto a impulsos físicos, como a psicológicos y que no sólo es un acto mecánico, sino es un reflejo de nuestra actitud ante la experiencia que estamos viviendo.
En ocasiones actúa como un amortiguador emocional, para evitar sentir, otras como una válvula de escape, otras como un activador de expansión y alegría.
La respiración tiene mil expresiones, va cambiando constantemente según el momento, a veces es larga, a veces corta, rápida, lenta, silenciosa, ruidosa, profunda o sutil.
Y es en todo este abanico de posibilidades y expresiones donde reside su riqueza.
¿PORQUE NO PUEDO RESPIRAR LIBREMENTE?
Como decía anteriormente, nuestra actitud ante las experiencias que vivimos se va a ver reflejada en nuestro cuerpo y en nuestra respiración, porque todo está unido.
Comprender esto es muy importante, porque cuerpo y respiración se irán modelando en función de las actitudes físicas y psicológicas que más frecuentemos.
De modo que, llegada la vida adulta nos encontraremos dentro de un cuerpo con limitaciones de movimiento, encorsetado o fijado en determinadas posiciones que nos generan dolor, tensión, falta de energía, llegando incluso a la lesión y/o a la patología.
Cadenas musculares según el método GDS
Existen en nuestro cuerpo 3 espacios respiratorios que utilizamos según las necesidades de ventilación del momento. El espacio bajo o abdominal; el medio o costal y el alto o clavicular.
No existe una única manera de utilizar estos espacios, sino que dependiendo de lo que hacemos, sentimos o necesitamos, utilizamos un tipo de respiración u otra y en consecuencia ocupamos uno o varios espacios.
El problema viene cuando nos quedamos fijos en un único patrón respiratorio, porque nuestras estructuras no tienen la movilidad y elasticidad suficientes para permitir que el aire circule libremente por todas estas cavidades.
Para poder permitir que los tres espacios puedan expandirse y responder a la necesidad de ventilación en ese momento, los tejidos y estructuras que la facilitan, deben de estar libres en su movimiento y no atrapados.
En este sentido comparto la opinión de quienes afirman que “la respiración no se aprende o se reeduca, simplemente se libera”.
¿QUE PODEMOS HACER?
Empezar la casa por los cimientos, me gusta esa frase que dice:
“No empujes el río… que fluye solo” Fritz Perls
Primero hemos de comprender el valor de la respiración, conocerla y habilitar espacios para aprender a recibirla y a dirigirla.
Por lo tanto, una buena pedagogía respiratoria, nos llevará a observar como respiramos, sin intentar cambiarlo, descubrir donde se localiza, donde hay restricciones.
Cuando los caminos y circuitos están despejados y tenemos conciencia de ellos, entonces podemos avanzar en trabajos respiratorios más complejos tipo pranayamas.
¿Te has fijado en cómo respiras?
Túmbate relajadamente y observa como respiras,
- ¿En qué zona de tu cuerpo localizas tu respiración? ¿Abdomen, costillas clavículas?
- Que te es más fácil sentir, ¿que inspiras o que espiras?
- ¿Notas que hay alguna restricción que impide que el aire entre o salga armónicamente de tu cuerpo? ¿En qué lugar la notas?
¿Esfuerzo o relajación para respirar?
1) Inspira profundamente con la voluntad de llenar tus pulmones de aire. ¿Cómo ha sido?
2) Ahora inspira suave y profundamente, iniciando la inhalación sin prisas, como cuando quieres oler la fragancia de una flor. ¿Cómo es ahora?
- ¿Cuándo es más fácil sentir que se abren espacios en tu cuerpo para recibir el aire? ¿En la primera o en la segunda?
- ¿Ha entrado el mismo volumen de aire?
Este ejercicio te dará pistas de donde están tus restricciones y también de que la expansión de la caja torácica y la respiración profunda, a veces no es una cuestión de voluntad y esfuerzo, sino de relajarse para permitir la expansión de los tejidos y estructuras implicados en la respiración.
Ahora moviliza.
Dar movilidad y ganar flexibilidad en nuestro cuerpo nos va a permitir habilitar esos espacios para que se equilibren y que la respiración circule más armónicamente.
Aquí te dejo una propuesta para movilizar la caja torácica y facilitar la respiración natural.
CONCLUSION
De todo lo dicho hasta ahora, recuerda:
“La buena” respiración es la que atiende a las necesidades del momento. Respirar bien no es esforzarse en respirar, sino aprender a relacionarse de forma directa y consciente con esa fuerza vital que impregna nuestro cuerpo de vitalidad, energía y/o de calma y armonía cuando la necesitamos. Para ello es importante que los espacios respiratorios puedan moverse con libertad.
Energéticamente hablando, suponiendo que el cuerpo fuese tu casa, esto equivaldría a saber que ventanas abrir para ventilar cada rincón de la misma, de la manera más eficiente posible.
Respirar bien no sólo es una cuestión mecánica, sino también es una invitación a estar presente, en el detalle del instante presente. Es decir, es una herramienta que nos permite actualizar la mente, para salir del modo automático y observar la realidad con nitidez y en profundidad.
Esto la convierte en una oportunidad para mantener nuestra conciencia despierta, nuestro sistema nervioso más equilibrado y fluir así más equilibradamente con el devenir de la vida.
Pero, “no te acuerdes de Santa Bárbara cuando truene”, porque entonces no funcionará.
Su maravilloso poder es proporcional al valor que tú le das en tu vida, en tu día a día. Es como una buena amiga, a más experiencias has vivido con ella más la comprendes, más la estimas.
Empieza ya a crear una relación íntima con ella ¡está ahí y es ahora!
¡Piensa en ella cuando pienses en ti!
Y ahora dime ¿y tú como respiras?