Nací en Londres, he vivido en Bélgica y resido en Barcelona desde hace muchos años. A los 14 años tuve mi primer gran crisis a raíz de la muerte de una chica de mi clase, me angustiaba la muerte y el paso del tiempo. A los 24 años comencé a tener muchos ataques de pánico, vivía en constante angustia, miedo y ansiedad. Fueron unos años durísimos donde temía enloquecer. Ahí entendí muchas cosas sobre el dolor humano y la oscuridad, conocí el infierno en mi mente. Durante aquella época en contrapartida comencé a tener algunas experiencias de carácter espiritual que me abrieron la mente y el corazón. Gracias a ellas supe que no estaba sola, creí en una fuerza superior que me guiaba y protegía. Y gracias a eso, pude sobrellevar aquella etapa. Fue una época de mucha confusión, me sentía muy perdida e insegura y buscaba desesperadamente mi camino en la vida. A los 27 años di con un médico homeópata que me salvó la vida. La homeopatía cambió mi vida. Superé esa etapa y fue mi primera transformación. Me volví más compasiva, menos egocéntrica y decidí que quería ayudar a otras personas a superar sus crisis como lo había hecho yo porque comprendía por lo que estaban pasando y lo difícil que resulta hacerlo solo.
De modo que decidí estudiar Medicina Tradicional China, acupuntura, y homeopatía, y me formé en una técnica energética muy hermosa y potente que conectaba más con mi parte espiritual. Así que dejé mi trabajo de entonces y me lancé a la vida con una mano delante y otra detrás. Decidí entonces formarme en Terapia Gestalt en el Institut Inegratiu de Barcelona, un sistema terapéutico perteneciente a la psicología humanista que persigue ayudar a conocernos mejor y desarrollar nuestro potencial humano y en mi caso, además proporcionarme herramientas para un mejor abordaje de los conflictos del cliente y estudiar Naturopatía en la escuela C.E.N.A.C durante 3 años para contar con más herramientas terapéuticas.
En el 2016 después de una ruptura de pareja, entré en una profunda Crisis existencial. Esta crisis no fue como la primera. Enfermé al contraer un virus que me generó una artritis generalizada en todas las articulaciones del cuerpo, el dolor era indescriptible. Recuerdo que casi no podía respirar ni apenas caminar. Entré en un pozo negro muy profundo. Por si fuera poco, tuve un accidente y me rompí la muñeca. Mi gato murió. Entré en una depresión y perdí el sentido de mi vida. Yo siempre desde niña he sido muy idealista y rebelde, estaba convencida que estaba aquí en la Tierra para aportar mi granito de arena para que el Mundo fuese un lugar mejor. Durante estos tres años he aprendido muchas cosas de mí misma. Lo más importante de todo, me acepto como soy. Acepto al Mundo tal y como es. No hay nada que cambiar afuera, no hay nada que salvar afuera. Todo está dentro de uno mismo. Antes lo sabía intelectualmente, ahora lo comprendo desde el corazón.
Me siento transformada a un nivel muy profundo y me siento más que nunca, con la energía y la sabiduría para ayudar a las personas desde mi propia experiencia y técnica como jamás lo he hecho.